Para todos los latinoamericanos es un orgullo que Vargas Llosa sea nuestro sexto premio Nobel de Literatura. Parece una jugada del destino que la llamada que le anunciaba el premio lo sorprendiera leyendo, como él ha dicho, El Reino de este Mundo de Alejo Carpentier. Un Nobel honrando con su lectura a otro Nobel perteneciente a esas magnificas generaciones de genios latinoamericanos que nacieron y comenzaron a escribir en el siglo pasado y que hicieron que por fin se nos reconociera en el mapa literario mundial.
A los que hemos podido leer a este grupo de memorables escritores no nos extraña que Pablo Neruda (1904 -1973), Alejo Carpentier (1904 -1980) Gabriel García Márquez (1927) Octavio Paz (1914 -1998) y ahora Mario Vargas Llosa (1936) tengan un premio Nobel, pero echamos de menos más premios de la academia sueca que podían haber ido perfectamente a Jorge Luis Borges (1889 – 1986), Juan Rulfo (1917 -1986), Julio Cortázar (1914 . 1984), Juan Carlos Onetti (1909 .1994), Carlos Fuentes (1928), José Donoso (1924- 1996) o Guillermo Cabrera Infante (1929 -2005), para nosotros todos son ganadores. No podemos olvidar tampoco a Gabriela Mistral (1889- 1987), quien fue la primera persona latinoamericana y primera y única mujer latinoamericana en ganar el Premio Nobel de Literatura en 1945.
A los venezolanos, que hemos tenido que soportar a Chávez en los últimos 11 años, nos alegra sobremanera que un hombre que no tiene tapujos en decir lo que piensa y que tiene tal conocimiento del mapa político latinoamericano y de lo que pasa en Venezuela gane un premio Nobel. Porque sí, a Chávez debe revolverle las entrañas que este premio Nobel siempre le haya criticado y visto como el dictador disfrazado que es.
Vargas Llosa expresó en la primera rueda de prensa que ofreció desde el anuncio de la mañana del 7 de octubre, en el Instituto Cervantes de Nueva York, lo siguiente: "Lo que me parece un retroceso es que tengamos gobiernos como Cuba, como Venezuela"(…) "Pero es una corriente de salida, que cuenta con cada vez menor apoyo popular, algo que se ve por ejemplo en las elecciones venezolanas, celebradas hace poco, algo que me alegra muchísimo. Considero que aúpa la democracia en un país tan importante, con una tradición democrática de tantos años.”
Nos regocija que este estandarte de la literatura y de la cultura esté tan al día de lo que pasa en Venezuela y toda la región. Este mismo año había dicho:
“El Gobierno venezolano hace lo que las dictaduras han hecho siempre: eliminar toda forma de oposición. Hugo Chávez quisiera, y seguramente logrará, que no haya una sola voz que no sea la suya propia. Ésta es la manera en que los dictadores se crean a sí mismos la ilusión de que todo anda bien, porque se lo dicen los periódicos serviles y las televisoras domesticadas; no hay protestas y la realidad ha terminado por plegarse completamente a sus deseos. Esa es una característica de todas las dictaduras y Venezuela no es la excepción.
Las dictaduras latinoamericanas tradicionales no eran ideológicas, eran apenas de pandillas militares, la de Chávez es como la de Fidel Castro: pretende justificarse en nombre de una justicia social que vendría en el futuro, pero que nunca llega. El presente, entonces, sólo significa la existencia de una crisis económica terrible y la caída brutal de los niveles de vida, pero el futuro se usa como utopía, se le ve como el del paraíso socialista, que permite padecer este presente terrible con la esperanza de que todo cambiará alguna vez. Ese es el caso venezolano.”
Gracias Mario Vargas Llosa, estamos orgullosos de ti, de tu claridad, de tu escritura, de tu cultura y tienes razón cuando dices “América Latina no puede renunciar a esa diversidad que hace de ella un prototipo del mundo". En este caso la diversidad del pensamiento nos hace tener esperanza, este “Prototipo de diversidad” saldrá del hoyo donde lo sumerge Chávez, pero de donde lo sacan muchos otros como tú.
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