miércoles, 15 de enero de 2014

QUIERO CONTAR UNA HISTORIA, SE LLAMA VENEZUELA!


Hoy quiero contar una historia que es también la historia de mi vida en mis primeros 32 años  y que me acompañará el resto de mi existencia. Quiero contar la historia de MI PAÍS, un lugar maravilloso llamado VENEZUELA o también la Tierra de gracia, la pequeña Venecia, porque además yo nací en Caracas o la sucursal del cielo. Hoy el país más bello del Mundo, es también el país con más inflación del Planeta, el tercer país más violentó del Mundo, y esas son cifras que nadie inventa, son datos mundiales. El país más bello del Mundo es también el peor gobernado, el más destruido, el país más rico de Latinoamérica crece económicamente igual o menos que los países e islas más pobres de la región.

Venezuela, es el lugar donde nació mi madre, es también el lugar que recibió a mi padre cuando tuvo que salir de su España natal. Una tierra que acunaba con amor a quienes nacían en ella y a quienes venían a cobijarse en sus playas infinitas y llanuras calientes. Estoy feliz y orgullosa porque a mis padres les tocó criarse y vivir en esa tierra amable, orgullosa de ser el perfecto ejemplo del mestizaje que nos hace bellos y grandes.

Quiero contar esta historia porque me niego a olvidar a la Venezuela que me vio nacer, mi Venezuela forjadora de libertades, espléndida, generosa, trabajadora y noble. Muchas veces oigo con dolor a venezolanos en estas otras tierras donde me ha tocado vivir hablar con dureza de Venezuela. Es cierto que en la Venezuela actual ya no me reconozco,  esa Venezuela construida en 15 años de chavismo no es el país en el  que yo nací, pero eso no me hace olvidar  esa preciosa historia que nadie me contó y que yo viví por 32 años, y a la que he vuelto por 8 años más. 

Es cierto que esta historia que cuento no es perfecta, ¿algo lo es?. En mi Venezuela también había problemas, pero la vida tenía valor, en mi Venezuela había pobres, pero la mayoría no temía por su vida cada día. Mi Venezuela era un país en que la gente se levantaba a las 5 am, pobres y pudientes porque siempre se trabajó, pocos eran los flojos y muchos los trabajadores. 

En mi Venezuela se podía estudiar, el mejor ejemplo son mis padres, los dos estudiaron en la universidad pública y con esa educación llegaron al éxito. En mi Venezuela yo tuve la opción de estudiar también en una universidad privada y hacer un posgrado en una universidad pública y ambas experiencias fueron excelentes. En mi Venezuela trabajé y siempre tuve más y más oportunidades de trabajo, nunca me faltó, no me fui por esa razón, me fui por miedo.

En mi Venezuela, podía compartir con mis compatriotas, pertenecieran a  la clase social que pertenecieran, del partido políticos que siguieran, del equipo de baseball que aplaudieran, del color de piel que tuvieran. Recuerdo con gran nostalgia mi adolescencia y temprana juventud en las playas de Margarita, esas “semana santa” donde lo importante era compartir un buen rato en la playa vinieras de donde vinieras. Recuerdo también mi paso por la universidad y la temprana adultez, podía compartir con cualquier compatriota sin problema, en mi salón de clases había ricos, clase media y pobres  pero nadie  le decía al otro  "escuálido" o 'chavista", éramos felices antes que el discurso del odio nos separara.

Yo decidía si iba a la Plaza Venezuela por una cerveza en el Cordón Blue o si iba al San Ignacio en Altamira a tomar una botella de Champagne en la discoteca de moda. Así era mi Venezuela, en mi historia bailaba salsa el viernes en el Café del Ateneo y todo tipo de música el sábado en Pals en el CCCT. Pero esa Venezuela comenzó a desaparecer hace 15 años y de ella no queda ni la sombra. Ahora no puedo ir a la Plaza Venezuela, ni al Ateneo, porque el Régimen levantó un muro de odio entre el este y el resto mi querida Caracas, para mí hoy es impensable ir a lugares por lo que antes circulaba, a veces con cautela, pero a los que tenía la opción de ir, a mí (niña del este) nunca el MIEDO me frenó. Hoy el miedo lo llena todo y cuando voy no pienso en salir para que me maten  que es lo más probable para cualquier venezolano sea de día o de noche y donde sea, en ningún lugar se está seguro.

En mi historia, me bañaba en playas azules en Margarita, y en playas transparentes en Los Roques, en mi historia veía la nieve en el Pico Bolívar y construía un muñeco de nieve allá donde  el Teleférico de Mérida me llevaba; en mi historia veía impresionada como el Rio Caroní y Orinoco se unían en su caudal indómito; en mis historia rodaba por  el desierto de arena en  los Médanos de Coro; en mi historia veía el amanecer en los llanos madrugadores. Todo eso es parte de esta historia que cuento, porque Venezuela es así de rica y se podía recorrer… ahora eso es impensable.

En mi Venezuela, luche por 7 años por lo que me negaba a aceptar en mi país, 7 años de marchas, protestas y votos contra el chavismo infame y destructor, cuando comprobé con tristeza que esas luchas de las que tengo hasta cicatrices no funcionaban contra un régimen que no era democrático salí del país, cuando comprobé que ya no podía circular por mi ciudad ni mi país salí de allí, cuando el MIEDO se instaló en mí, emigré. Desde entonces y en estos 8 años sigo votando y escribiendo desde este blog porque a mí no se me olvida mi VENEZUELA ni mi historia, todos los años he vuelto, aunque ya no estoy segura si en este 2014 lo haga. Me duele mi país, me duele mi familia y amigos, pero a Venezuela es muy difícil regresar.

A pesar de todo, yo SIEMPRE llevo esta historia conmigo y la cuento siempre que puedo, no se me olvida lo feliz que fui en mi país, y aunque hoy tengo perdidas las esperanzas, en mí queda el deseo de volver a ver a mi país feliz porque yo amo a Venezuela.

Doy gracias siempre porque Dios me permitió nacer en "La tierra de Gracia" , doy gracias porque en mi Venezuela me criaron con el ejemplo del estudio y el trabajo. Trabajé hasta el último mínuto que pasé en mi país, porque en ese momento no sólo vivía bien el "enchufado" como ahora, los que trabajaban honradamente como en mi casa salían adelante. Hoy después de 15 años la igualdad va llegando, ahora todo el mundo es más o menos pobre., menos los corruptos y enchufados del gobierno, esos son millonarios a costillas del pueblo al que engañan.

Yo digo con orgullo cuando me preguntan que soy venezolana, porque no se me olvida mi historia llamada VENEZUELA, porque aunque yo tenga ya un segundo pasaporte y probablemente tenga un tercero, en ellos siempre se leerá; lugar de nacimiento: VENEZUELA y eso es algo que no quiero ni puedo olvidar...por eso cuento esta historia.